Estamos tan acostumbrados a decir a casi cualquier persona “¡te amo!” que llegamos a confundir  cuál es el verdadero significado de lo que decimos.

De igual manera, al querer expresar nuestro amor, decimos “¡Te amo con todo el corazón!”. Pero, en realidad, ¿Se enamora todo el ser?; es decir cuerpo, alma y espíritu. 

¿Me debo enamorar con el corazón o con el cerebro?

Como el ser humano siempre está en búsqueda, en movimiento, siempre está percibiendo del mundo y el de las personas que lo rodean unos ojos bonitos o una figura atractiva. Pero es necesario aprender a distinguir cuándo algunas características o atributos de las personas nos pueden gustar tanto, que es posible confundirnos y decir estoy enamorado.

Esa primera atracción efectivamente es un proceso mental, pero casi simultáneamente son las emociones las que se elevan frente a la persona. Entonces da lugar a la pregunta ¿Me debo enamorar con el corazón o con el cerebro?

Pongámoslo en perspectiva. La razón y la emoción son un binomio complementario, casi imposible de separar. Por lo tanto, la respuesta sería conócete muy bien a ti mismo, ten lo más claro posible qué buscas de una pareja, traza tu proyecto de vida personal, familiar laboral y social y, entonces, podrás tomar la decisión de elegir a la persona correcta para tu proyecto de vida y cómo contribuir de manera positiva al proyecto de vida de la persona que elegiste y que seguro amarás.

¿Me debo enamorar con el corazón o con el cerebro?

Lo que sí puedo asegurar es que, al estar enamorado, se viven los mejores momentos de cada persona y, al separar la razón y el corazón, se complica todo. Es por ello que debemos hacer un balance entre la emoción y la razón, no dejarse llevar únicamente por lo que nos dice nuestro corazón, pues ello empañaría la visión y no podrías decidir objetivamente lo que te conviene ver de la persona que te interesa; me refiero al nivel de estudios, gustos, costumbres, amistades, etcétera.

Por otro lado, decidir solo con el cerebro te haría sentir insensible ante ciertas emociones, pues esto no se trata de cerrar un negocio o una relación apalabrada por terceros (como antes los padres elegían la pareja de sus hijos e hijas).

Vive el amor, pero de manera responsable elige a tu pareja con el corazón y con el cerebro. Tú más que nadie sabe lo que te gusta y te conviene, pero no solo te dejes llevar por una apariencia; observa más allá de lo que ello representa y compara los objetivos que puedas tener en común con esa persona con la que haces clic. Tú sabes lo que le conviene a tu corazón y a tu cerebro.

¿Me debo enamorar con el corazón o con el cerebro?

Si tienes vocación para cuidar la salud emocional de los demás a través del manejo de sus pensamientos, la Psicología es una carrera para ti. Déjanos compartirte más sobre esta maravillosa área de estudio.

 

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