Según el INEGI, de cada 10 ingenieros sólo dos son mujeres. ¿Por qué nos conviene cambiar esta estadística?

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Para nadie es un secreto que, en México, ser mujer e ingeniera no es algo común. A decir verdad, las ingenierías “no son carreras para mujeres” (o eso nos dicen). ¿Eres una chica y quieres ir a la universidad? Estudia una carrera de Humanidades o Ciencias Sociales, algo relacionado con el arte o las letras. Ni se te ocurra cursar una ingeniería, pues esas carreras duras y técnicas son para los hombres.

¿Cierto?

Según el INEGI, de cada 10 ingenieros sólo dos son mujeres. Las ingenierías tienen el último lugar en cuanto a ocupación femenina; las menos populares entre las mujeres son las relacionadas con vehículos de motor, aeronaves y barcos y electrónica y automatización.

“No sé por qué más mujeres no se animan a estudiar una ingeniería”, explica Zulema Rebollar Rivera, egresada de Ingeniería en Mecatrónica de la UNITEC Campus Cuitláhuac. “Siento que hay un rechazo o un miedo generalizado hacia las matemáticas. A mí siempre me han gustado, me apasionan. Aunque algunas materias sí se me hicieron difíciles, logré superarlas con dedicación. Hoy puedo decir que soy feliz siendo ingeniera mecatrónica y que no lo cambiaría por nada", comenta. Zulema no sólo disfrutó su carrera: al obtener el mejor promedio de su generación, demostró que destacar en este campo es cuestión de esfuerzo, no de género.

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Pero, ¿por qué existen tan pocas mujeres ingenieras en el mundo?

Lo más fácil sería insinuar que las mujeres somos malas en matemáticas y física, que no somos nada prácticas o que no sabemos trabajar bajo presión. Pero si esto fuera verdad, ¿cómo explicaríamos que algunos de los más grandes inventos de la humanidad fueron producto del genio femenino? Si ahora lees esto en una computadora, agradécelo a una mujer. El precursor de la banda ancha fue creado por una; el primer algoritmo para computadoras, también.

Ada-Lovelace-mujeres-ingenieras.jpgAda Lovelace (1815-1852) es considerada la primera programadora informática.

El problema es la educación. Desde pequeñas se nos enseña que debemos interesarnos por vestir muñecas, jugar a la cocinita y al maquillaje. Los legos son para los niños. Nuestros padres suelen tener grandes expectativas de que sus hijos se conviertan en ingenieros, pero no sucede lo mismo con sus hijas.

“Siempre me gustaron la tecnología y los retos”, comenta Jessica Cisneros, ingeniera en Electrónica y Comunicaciones egresada de la Universidad Autónoma de Nuevo León. Me quisieron convencer de que estudiara algo más femenino, que fuera ‘licenciada en algo’, pero no me llamaba la atención. Al salir de la carrera me topé con mucha discriminación: todas las vacantes de lo que me interesaba, el trabajo de campo, eran para hombres. Las únicas entrevistas que conseguía eran de promotora de ventas. Al final conseguí entrar a un trabajo por recomendación de amigos. Durante siete años fui la única chica de un piso de cien ingenieros”.

¿Por qué necesitamos más mujeres ingenieras?

Porque las ingenierías pueden beneficiarse de las cualidades femeninas

Mujeres extraordinarias han logrado sobreponerse a los estereotipos y mejorar el mundo con sus innovaciones. Imaginemos ahora qué pasaría si la creatividad femenina diera rienda suelta, ¡cuántos inventos increíbles no podrían realizarse en conjunto!

Para romper estereotipos

Es un efecto en cadena: si más mujeres se deciden por cursar una ingeniería, más niñas y mujeres jóvenes tendrán un ejemplo a seguir y se inclinarán por dedicarse a estas profesiones. 

Porque mejorarían los ingresos de muchas mujeres mexicanas

Recordemos que las ingenierías son de las carreras mejor pagadas del país. ¿Cuántas mujeres no podrían mejorar su calidad de vida y la de sus familias si se decidieran a estudiar una ingeniería y ejercer esta profesión?

Si eres mujer y te llama la atención estudiar una ingeniería, ¡no te detengas! Investiga cuál de todas se ajusta a tus intereses y habilidades y realiza tu sueño. Te encontrarás con una que otra piedra en el camino, como en todas las cosas; pero nada lo suficientemente grande para detenerte de alcanzar tu meta.

 

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