Decorar el escritorio de la oficina nos ayuda a plasmar nuestra personalidad, pero cuidado porque demasiados elementos terminarán distrayéndote.
Todos los que tenemos un espacio de trabajo fijo nos hemos topado con la necesidad de colocar nuestro distintivo en el escritorio. Es de lo más normal personalizar una parte de la oficina, pero no todo es siempre permitido (o bien visto, al menos).
El simple hecho de permitirle a los colaboradores contar con una planta en su escritorio incrementa su sentimiento de bienestar en un 47%, la creatividad en un 45% y la productividad en un 38%, según un estudio reciente de la Universidad de Exeter, en Reino Unido.
“Es bueno tener un par de elementos que te generen esta satisfacción, pero sin saturar el campo visual”, explica la especialista Rita Castillo Contreras a la revista Expansión.
Sí, a veces es difícil resistir la tentación de dejar en nuestro escritorio todo lo que llega a nuestras manos, pero estos detalles puedes perjudicar tanto tu imagen como tu desempeño.
Así que te compartimos las cosas que definitivamente NO tienen lugar en un lugar de trabajo apropiado.
Unas cuantas fotografías son bienvenidas en cualquier escritorio. Muchos las colocan como motivación, pues les recuerda por quiénes se deben de esforzar cada día. Sin embargo, procura no tapizar tu cubículo con fotos hasta de las mascotas y los primos que solo ves en las cenas navideñas. Demasiadas fotografías terminarán por distraerte.
Un escritorio sin asearse puede enviar la señal de que eres descuidado y poco dedicado, y levantar señales de alerta con tu jefe. Como recomendación, procura que siempre antes de salir revisa qué puedes tirar a la basura. Así te evitarás la pena de que en la mañana tus compañeros vean tu chiquero.
Todos tenemos nuestros pendientes, pero dejar que se acumulen y que tengas pilas de papeles sobre tu escritorio puede delatar todo el trabajo que no has hecho. Al menos cada mes revisa si los papeles que están en tu escritorio te son útiles para eliminar un par de centímetros a ese torre de pendientes. Y lo mismo aplica para los post-its cuando ya parecen más bien papel tapiz.
No estamos diciendo que no puedas comer absolutamente nada, pero cuida el tipo de alimento que te llevas al escritorio. Lo mejor son bocadillos y comida que no necesite calentarse; evita todo lo que pueda tener un olor fuerte, como el pescado o alimentos muy condimentados.
Tu lugar de trabajo no es escaparate de tienda de coleccionistas. Un par de elementos es más que suficiente para plasmar tu personalidad en tu escritorio.
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