¿Alguien que conoces puede padecer de anorexia? Conoce más sobre este desorden alimenticio, sus síntomas y algunas maneras de evitarlo.
La anorexia es considerada una epidemia que afecta a ambos sexos, aunque la padecen mayoritariamente las mujeres. Generalmente comienza en la adolescencia, a veces antes y menos frecuentemente, en la etapa adulta.
Es un trastorno de la conducta alimentaria que presenta pérdida de peso importante por el temor que se tiene a aumentar de peso o por una percepción distorsionada y delirante del propio cuerpo que la(o)s hace sentirse gorda(o)s (aún con peso bajo). La anorexia nerviosa afecta primordialmente a las personas de clase socioeconómica media y alta, pudiendo presentarse de forma leve y transitoria o grave y duradera.
Cultura de la delgadez
Hoy en día ser o no delgada en el ámbito de la moda influye en el ser o no saludable, así como la tarjeta de presentación de todos aquellos que desean triunfar social y profesionalmente haciendo lo que sea para lucir delgadas.
Pérdida de hábitos alimenticios
La incorporación pronta de los jóvenes al mercado laboral, así como el cambio de roles en la familia ha hecho que los índices de personas que padecen anorexia sea mayor. Al brincarse las horas de comida en familia y no haber alguien que se asegure de los horarios para comer, los adolescentes han encontrado más posibilidades de transformar una alimentación irregular en una enfermedad grave.
Problemas en las relaciones familiares
Las relaciones interfamiliares cada vez son más complicadas y si se ven afectadas, pueden llevar a un adolescente a padecer de anorexia. Por ello es muy importante la vigilancia familiar en esta etapa de la vida.
Estas posibles causas deben tomarse en cuenta y es la familia quien debe estar atenta ante posibles cambios de hábitos o de carácter, activando sus sistemas de alarma. Si alguien que conoces presenta alguno o varios de los siguientes síntomas, es momento de prestar atención.
Si esta enfermedad no es detectada tempranamente provocará consecuencias clínicas de moderadas a graves como.
Llegamos a la parte más complicada pero la más importante de todo este problema. El tratamiento idóneo es combinar de manera integral el tratamiento médico con un tratamiento nutricional, psicológico y fisioterapéutico.
Con respecto al tratamiento médico éste se enfocará en el grado de daño que presente el paciente, con la interacción del internista y el endocrinólogo.
Con respecto al tratamiento nutricional, un profesional de la alimentación podrá realizar un método de mejora progresiva, tratando de poco a poco llenar los requerimientos básicos del paciente sin que éste crea que el sistema nutricional lo está engordando, sino que le brinde más energía para salir prontamente del proceso en el que se encuentra.
Con respecto al tratamiento psicológico, éste es la piedra angular para que todo se pueda llevar a cabo. El terapeuta realizará un acercamiento distinto dependiendo del proceso en el que se encuentre el paciente y la enfermedad, siendo un punto importante la disposición de éste y de sus familiares. A medida que se involucren y se comprometan con el tratamiento, se podrá ver una mejora significativa.
Te recomendamos que si empiezas a ver alguna de las actitudes antes descritas en alguno de tus amigos o familiares, procedas con cautela ya que aunque en la adolescencia algunas de estas actitudes son "normales", la combinación de las mismas y la intensidad con la que se presenten debe ponerte en alerta. El diagnóstico y el tratamiento debe ser realizado por uno o varios profesionales de este campo. No eches en saco roto este padecimiento ¡Es prevenible!
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