Globalmente, 80% de las ciudades más grandes del mundo son vulnerables a los fuertes efectos de los terremotos. Ante este entorno, ¿cómo construir ciudades seguras? Conozcamos algunas soluciones.
Los recientes terremotos que cimbraron a México en septiembre y que dejaron cientos de muertos y graves daños materiales, así como los estragos que causaron los huracanes Irma, Katia, José y María a su paso por el Atlántico y las islas del Caribe han prendido las alarmas en temas de seguridad, prevención y preparación para este tipo de desastres.
No es para menos. Según informes de la ONU-Hábitat, durante la última década, los desastres naturales han perjudicado a más de 220 millones de personas y causado daños económicos por 100 millones de dólares anuales.
La falta de planificación urbana y de reglamentos de construcción eficaces son los principales factores que impulsan las pérdidas por desastres naturales, que se han cuadriplicado desde 1980, dice por su parte el Banco Mundial. Lo peor, señala el organismo, es que las catástrofes afectan de manera desproporcionada a aquellos que menos tienen: “Casi el 90% de todas las muertes desde 1990 se han registrado en los países de ingreso bajo y mediano, a pesar de que menos de la mitad de los desastres ha ocurrido en ellos”.
Además, alerta que “el cambio climático amenaza con agravar estos daños debidos a las sequías, los ciclones y las inundaciones más extremas, y puede sumir en la pobreza a 100 millones de personas para 2030”.
Con 50% de la población mundial viviendo en ciudades, y alrededor de 1.4 millones de personas que cada semana se trasladan a zonas urbanas, este panorama plantea la necesidad de contar con nuevas herramientas y enfoques que fortalezcan gobiernos locales y ciudadanos para una mejor protección de los recursos humanos, económicos y naturales de las ciudades.
Ciudades más seguras y resilentes
La buena noticia es que existe una posibilidad única de crear ciudades más seguras y con una mayor capacidad de adaptación, mediante la aplicación de reglamentos de la construcción eficaces. Y es que como plantea el Banco Mundial, solo hasta fines de 2050, se edificarán más de mil millones de nuevas viviendas. “Si se aprovecha esta ventana de oportunidades, se podrán diseñar ciudades que respondan a una serie de desafíos complejos, entre ellos el riesgo de desastres y otros peligros crónicos, como los incendios y los derrumbes espontáneos”
En ese sentido destaca el Programa de Reglamento de la Construcción para Mejorar la Resilencia, impulsado por el Banco Mundial y el Fondo Mundial para la Reducción de los Desastres y la Recuperación. Este programa es muestra de cómo una combinación de reformas sobre un buen gobierno a nivel nacional, el fortalecimiento de la capacidad institucional, así como el establecimiento de procesos transparentes y de rendición de cuentas a nivel local pueden mitigar de manera eficaz los riesgos de desastres.
El programa ya presenta unas historias de éxito de países que han podido cambiar los reglamentos de la construcción. Japón es uno de ellos, pero también está el caso del norte de Pakistán, donde la milenaria práctica de construir con madera y piedra se ha adaptado a los peligros naturales típicos de la región.
El caso de México
En el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030, cuya agenda fue aprobada en septiembre de 2015 en la Asamblea de las Naciones Unidas y a la que México está suscrito, la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (SEDATU), ha venido instrumentando, desde 2016, una serie de estrategias para lograr transformar a las ciudades del país y convertirlas en sustentables, resilentes y seguras.
Hasta ahora, la SEDATU ha creado tres redes de ciudades para lograr en el mediano y largo plazo un cambio sustentable y eficiente: la Red de Ciudades Sustentables, la Red de Ciudades Resilentes y la Red de Ciudades Seguras.
La Red de Ciudades Resilentes, en particular, busca incrementar la capacidad de recuperación de las urbes en caso de desastres provocados por fenómenos naturales. En un trabajo coordinado entre la SEDATU y la Secretaría de Gobernación, en colaboración con ONU-Hábitat, coadyuvan para que los gobiernos municipales que integran la red elaboren un perfil de riesgo o de resilencia que garantice la seguridad de sus poblaciones.
En una primera etapa, a esta red se han integrado 18 ciudades de 17 entidades federativas: Ensenada, La Paz, Ciudad del Carmen, Tapachula, Ciudad Juárez, Saltillo, Manzanillo, Durango, Aculco, León, Acapulco, Puerto Vallarta, Guadalajara, Tepic, Monterrey, Atlixco, Playa del Carmen y Mazatlán.
Actualmente, la Red de Ciudades Resilentes trabaja en 3 acciones distintas: prevención de riesgos, implicación de los mismos a través de obras de prevención, y creación de un perfil de resilencia para cada una de las 18 ciudades que integran la red. La tarea, como se aprecia, es mayúscula pero, al menos, ya se han dado los primeros pasos en la construcción de ciudades más seguras.
¡Y aún hay más! Suscríbete al Blog UNITEC y conoce más de estos temas de gran actualidad.