Cada día, el pensamiento crítico es una de las habilidades más valoradas para el aprendizaje de los estudiantes. Profundiza más sobre la importancia que tiene este tipo de razonamiento.

Hoy en día, con la evolución que han tenido las Tecnologías de la Información y de la Comunicación, no cabe duda que vivimos en medio de un mar de información, de datos y de inmediatez a través de múltiples dispositivos y fuentes. Cuando la información está a nuestro alcance y en cualquier medio, una parte del problema la tenemos resuelta, pero la otra no.

Lo otra se refiere, entonces, a qué hacer con esa información, cómo valorar si es válida o es basura, cómo transformarla en conocimiento y en una herramienta para mi formación integral. Pero también esta parte de la problemática tiene su respuesta y se llama pensamiento crítico.

Pensar críticamente es un tipo de razonamiento que puede ser definido de diferentes formas. Sin embargo, la mayoría tiene alguna relación con el acto de cuestionar o valorar. De hecho, la etimología de la palabra “crítica” êñίóéò (kri), implica establecer un juicio o tomar una decisión. Por tal razón, cuando se habla de pensamiento crítico, en términos generales, se hace referencia a ejercicios de cuestionamiento y de valoración, que permiten finalmente emitir un juicio o tomar una posición con respecto a un hecho, fenómeno o idea.

Para la Mtra. Elba Gricel Cortés Pérez, académica de las licenciaturas en Pedagogía y Psicología, en la UNITEC, el pensamiento crítico es “aquel tipo de pensamiento que activamos cuando deseamos analizar la información existente relacionada con cualquier situación de la realidad”. En ese sentido, añade que  se puede entender por pensamiento crítico como “la capacidad que tenemos de interpretar, analizar, evaluar, hacer inferencias, explicar y clarificar los  significados, con el fin de poder ver la realidad que nos rodea”.

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Pensamiento crítico: primordial en la formación educativa

Como ya hemos visto, el pensamiento crítico puede atañer y aplicarse a todos los ámbitos de nuestra vida. No obstante, es en el entorno educativo donde este concepto adquiere una pertinencia muy particular. ¿Por qué? “Porque el pensamiento crítico lo podemos utilizar para el desarrollo de contenidos académicos, para desarrollar habilidades en nuestros estudiantes y, por supuesto, para el desarrollo de habilidades cognitivas”, responde la Mtra. Cortes, con 30 años de experiencia docente, 25 de ellos dentro de la UNITEC.

No se diga del desarrollo del pensamiento crítico durante la formación educativa superior, donde según la revista Edumecentro, permite que los futuros profesionales se doten de competencias y capacidades que le favorezcan el análisis crítico de los problemas que se les presentarán durante quehacer profesional, pudiendo brindar soluciones prácticas y efectivas.

La importancia del pensamiento crítico dentro de la educación, dice la docente de la UNITEC, es vital, porque va a ayudar al desarrollo de habilidades de análisis y de reflexión entre los estudiantes.

Al ahondar en el tema, asegura que les va a proveer al alumno de herramientas tanto para internalizar los contenidos, algo que es tan importante para generar conceptos –y no la simple memorización-, como de dotarles de una capacidad para aprender las cualidades esenciales de los objetos y poder generar él mismo sus propios conceptos y, a partir de esto, poder contrastarlos y tener una mirada crítica.

También, asevera, les va a ayudar a construir ese sistema que les permitirá la construcción su propio conocimiento y que, a la larga, se puede aplicar en la resolución de problemas y de situaciones en la vida real.

La Mtra. Cortés están tan convencida de las bondades del pensamiento crítico dentro de la educación que asevera: “Si en las escuelas nos preocupamos por desarrollar pensadores críticos, tendríamos un gran avance. De hecho, desde mi punto de vista, el desarrollo de pensadores críticos deberías ser el fin primordial de toda institución educativa”.

Para lograr ese objetivo, propone que las instituciones educativas apunten hacia tres metas:

  1. Enfocarse en desarrollar y estructurar habilidades cognitivas: el análisis, la evaluación, la capacidad de inferir, la explicación y la autoregulación.
  2. Preocuparse por estimular hábitos de diálogo y de escucha, así como fomentar la metacognición (pensar sobre el pensamiento) y las capacidades de interacción social.
  3. Facultar a los estudiantes en aprender a aprender, a pensar por sí mismos, a hacerlo tanto de forma independiente como dentro del trabajo colaborativo.

Y para despejar cualquier duda sobre la importancia del pensamiento crítico sobre la educación, la Mtra. Elba Cortés se remiten a estudios que confirma la valía de esta habilidad: “Por ejemplo, hay estudios que indican que hay una correlación entre el nivel de pensamiento crítico de los estudiantes y el rendimiento académico que estos tienen. Hay otros que vinculan las habilidades del pensamiento crítico con la comprensión lectora, que es un eje primordial en la formación de cualquier estudiante”.

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Formando pensadores críticos

Dentro del proceso de formación de pensamiento crítico dentro de una institución educativa, indica la experta de la UNITEC, el docente debe llevar el papel de liderazgo y guía en el desarrollo de esta habilidad dentro de los estudiantes. En tanto que el estudiante no debe ser un ente pasivo en el proceso, poniendo de su parte la motivación y la activación de los dominios cognitivos, así como activando desde la capacidad de atención hasta la investigación científica.

Transportados a una realidad práctica, especialistas en la materia como los de  
Aika Educación recomiendan algunos consejos para que los estudiantes desarrollen un pensamiento crítico:

  • Reservar tiempo y espacio para focalizarse en una sola cosa: pensar.
  • Promover el pensamiento y la curiosidad, a fin de realizar nuevos descubrimiento sobre el entorno más cercano o sobre las ideas abstractas.
  • Enseñarse a dudar, analizando la fiabilidad de las fuentes que consultan y la veracidad de la información que reciben.
  • Preguntar siempre. No hay que temer al ¿qué opinas?, ¿por qué? o ¿cómo lo sabes?
  • Justificar, argumentar y analizar. No te detengas a buscar razones, a explicar argumentos y a comprar ideas de forma ordenada.
  • Fomenta tu autonomía. Sobre la base de tu espacio, sigue lecturas, conversaciones, entornos y actividades que promuevan el desarrollo de tu pensamiento crítico de forma autónoma.
  • Amplía tus miradas. Enfoca la realidad desde otros ángulos y perspectivas y, además, intenta ponerte en lugar de otros para comprender su punto de vista.
  • Profundiza. Mejor que llegar a reflexiones rápidas sobre varios asuntos, escoge pocos para analizar un grado de profundidad más elevado.

Si se fomentan y se practican en forma sistemática esos consejos es cuando el estudiante se convierte en un pensador crítico, lo que implica que es capaz desarrollar los procesos lógicos del pensamiento como el análisis, la síntesis, y la generalización, entre otros, y de estar en constante cuestionamiento y crítica de la realidad, así como del contexto en la que ésta se desenvuelve.

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