El embarazo adolescente es un tema preocupante y de acuerdo con cifras de la OCDE, México ocupa el primer lugar.
Los estudios muestran que el ejercicio de la sexualidad de los jóvenes no suele ocurrir con una pareja estable. Las parejas ocasionales, pese a que son definidas como algo pasajero, suelen verse involucradas en una situación de embarazo. ¿Por qué? Por la ausencia de prevención, como lo confirman los datos estadísticos.
Según la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica (ENADID) 2014, entre las parejas adolescentes de 15 a 19 años, el 5% no usó ningún método anticonceptivo en su primera relación sexual. De ahí que el 56% de las relaciones sexuales adolescentes termine en embarazo.
El embarazo es resultado de una relación entre dos personas y, no obstante, suele ser vivido en solitario en su mayoría por las mujeres, quienes llevan la parte más difícil por las repercusiones en su salud que pueden, incluso, poner en riesgo su vida.
Las complicaciones durante el embarazo son la segunda causa de muerte entre adolescentes de 15 a 19 años a nivel mundial.*
*Global Accelerated Action for the Health of Adolescents (AA-HA): Guidance to Support Country Implementation 2017, OMS.
Pero el embarazo adolescente no solo tiene consecuencias físicas, están también las repercusiones en lo emocional y social, como las dificultades para retomar sus estudios y encontrar un trabajo de calidad luego de ser madres.
Recientemente, se generó una corriente orientada a entender a los hombres desde su situación y condición de género. Los estudios sobre masculinidades exponen diferentes formas de percibir el embarazo adolescente desde la perspectiva masculina y en la descripción que hacen esos estudios se concluye que al no percibir un cambio físico en ellos mismos, dentro del contexto de un embarazo temprano, se desligan de la situación y recargan toda la responsabilidad en ellas.
Esto ayuda a comprender algunos testimonios de jóvenes varones (de 13 a 22 años) presentados en el Estudio sobre la Prevención del Embarazo en Adolescentes desde las Masculinidades, publicado por el Instituto Nacional de Salud Pública, 2015:
A pesar de que pueden pensar que embarazar a su pareja durante la adolescencia no los impacte, existen repercusiones sociales en un mediano plazo:
El estudio muestra que, en contraste, la posibilidad de contagio durante las relaciones sexuales sí es percibido como un riesgo y, en consecuencia, los hace tomar medidas preventivas:
El principal disuasivo para tener relaciones sexuales sin protección es el miedo a contagiarse de una enfermedad porque las infecciones se perciben como un riesgo real.
Más vale prevenir
El embarazo modifica la perspectiva que tienen los adolescentes de sí mismos –tanto hombres como mujeres- porque:
Luego de la noticia, el paso siguiente es hablar con los padres, tanto los propios como los de la pareja. Someterse al juicio externo, hacer público lo que hasta entonces era privado y asumir la responsabilidad.
La maternidad y paternidad tempranas adelantan situaciones para las que, en ese momento, no están preparados.
Pese a la contundencia de los datos, el problema sigue vigente. Los esfuerzos se dirigen a la prevención que, como vemos, ha de ser de ambas partes. Esto es, si ellas y ellos entienden su papel protagónico, podrían dejar de esperar que sea el otro quien se cuide.
Solicita ayuda para evitar un embarazo no deseado en comolehago.org
Fuentes:
Benno de Keijzer. Hasta donde el cuerpo aguante: género, cuerpo y salud masculina. 2001. https://bit.ly/2QlTWAp
Estudio sobre la Prevención del Embarazo en Adolescentes desde las Masculinidades, publicado por el Instituto Nacional de Salud Pública, 2015.https://bit.ly/2QlTWAp