La educación inclusiva es un derecho de toda persona; no un privilegio ni tampoco una graciosa concesión. Convencida de ello, la UNITEC lleva a la práctica este principio en su quehacer diario.
Oscar Arana Bañuelos, estudiante de la Licenciatura en Derecho en la UNITEC Campus Guadalajara, se le ve y se manifiesta contento y satisfecho. Y no solamente lo está porque se ha mantenido entre los mejores promedios de su generación y es reconocido por ello, sino porque le gusta mucho las instalaciones y las facilidades que ahí le brindan para movilizarse. “Por ejemplo, cuando el elevador no sirve, el área de Servicios Escolares nos cambia de salón para que pueda tomar la clase”, expresa este futuro abogado con discapacidad motriz, cuyo sueño al terminar la que es su segunda carrera es contar con su propio despacho de abogados.
Cuando una institución escolar como la UNITEC practica la educación inclusiva, los testimonios como los de Oscar sobran. Sin embargo, como lo reconoce la misma UNESCO, organismo que hace hincapié en que la inclusión y la igualdad son los cimientos de una enseñanza de calidad, garantizar la igualdad de oportunidades para todos en materia de educación sigue siendo un desafío a escala mundial.
Como bien explica la Lic. Berenice Pardo Santana, docente en la UNITEC de las asignaturas “Educación Especial” y Teorías Pedagógicas”, la educación inclusiva es un concepto muy amplio que va más allá de las discapacidades físicas. También, hace ver, abarca los trastornos psicológicos, los trastornos psiquiátricos, las dificultades en el aprendizaje, o las diferencias en los temas de origen étnico, de religión o de orientación sexual. A pesar de toda esa amplitud en el concepto, “hemos tenido alumnos con algún tipo de esas condiciones y diferencias y yo como docente me siento súper orgullosa, porque la UNITEC no discrimina”, expresa con satisfacción.
Por el contrario, no solo presume que las instalaciones están acondicionadas con rampas y edificios con elevadores para alumnos que presentan alguna discapacidad motriz y que todo el staff de seguridad del campus les brinda todos los apoyos necesarios, sino que también hay una comunicación y una apertura por parte de la Dirección Académica para brindar el soporte que necesita el estudiante con alguna condición particular, además de que realizan todas las modificaciones en cuestiones curriculares y en contenidos que sean necesarios al impartirse una cátedra.
No solo eso, la Lic. Pardo repara que en los docentes hay una actitud para que el alumno con la discapacidad o la diferencia se sienta cómodo, incluido e involucrado en una dinámica donde los demás compañeros también lo aceptan, son empáticos y quieren hacer equipo él, y donde también cuentan con el apoyo de sus padres. “El acompañamiento no solo debe ser por parte de los docentes, sino también de los compañeros y de la familia para se logre ese ambiente inclusivo; es un trabajo en equipo”, redondea.
Beneficios individuales y colectivos: ganar-ganar
Para la UNESCO, la educación inclusiva es la mejor solución para un sistema escolar que debe responder a las necesidades de todos. Y como lo aterriza la Lic. Pardo “todos” se refiere tanto a los alumnos que están en situación de vulnerabilidad como para la comunidad que la rodea.
A partir de esos supuestos, se podría enumerar, basándonos tanto en diversos estudios como en las opiniones de la experta de la UNITEC, algunos beneficios de la educación inclusiva:
- Favorece la interacción social temprana entre individuos que se perciben diferentes, lo que es tremendamente útil para una sociedad más solidaria y empática.
- Fomenta el aprendizaje de valores, lo que reditúa en el desarrollo íntegro de la persona.
- Todos los estudiantes se aportan algo entre sí, lo que aumenta la sensación de unión en el grupo.
- Se incrementan los niveles de autoestima, tanto de los que pueden ayudar a los menos capacitados, como de estos por el sentimiento de pertenencia.
- Se asimila el compromiso social entre unos y otros, lo que permite relaciones de tolerancia.
- Aumenta el intercambio de las emociones en clase, lo que ayuda a la mejor comprensión de uno mismo y de los otros.
- Ayuda en la prevención del bullying, al despertar la sensibilidad en la comunidad.
- Siembra el germen de una sociedad adulta más consciente, tolerante, colaborativa, comprometida, madura y empática, lo que confirma que el cambio que empieza en la escuela es para bien o para mal.
Plenamente convencida de estas bondades y al trasladar hacia el nivel personal todo el orgullo que manifiesta porque la UNITEC es una escuela inclusiva, la Lic. Berenice Pardo revela que, siendo una mamá de un niño que padece autismo, se hace la pregunta de qué va a pasar con su hijo cuando crezca y en dónde va a estudiar.
La docente tiene ya la respuesta a su interrogante: “Yo como mamá, lo veo hasta como un proyecto, porque si mi hijo quiere estudiar una licenciatura pues ahí está la UNITEC para que haga la carrera que quiera elegir”, concluye como un contundente mensaje de lo que pueden implicar los beneficios de ser inclusivos en el aula.
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