Vida universitaria
Las personas que se enfocan en el presente tienen mayor claridad, se concentran más fácilmente y, en general, son más felices.
Piensa en un día cualquiera. Te despiertas (no sin maldecir que el día tenga que comenzar), te bañas y, mientras tanto, piensas en todos los pendientes que tienes por delante; desayunas deprisa mientras revisas el celular, sales corriendo a clase y en todo el trayecto mil pensamientos vuelan por tu cabeza. Pasas el día entero haciendo mil cosas: revisando tus redes sociales mientras el profesor habla, platicando por Whatsapp mientras comes, platicando con tus amigos, pero pensando al mismo tiempo en lo que tienes que hacer en la tarde… Tu mente está en todo y en nada a la vez.
La realidad es que casi nunca nos enfocamos en las actividades que estamos realizando. Nuestra mente suele estar en otro lado, menos en donde debería estar: en el pasado, tratando de encontrar explicaciones o recordando esas vacaciones en que la pasamos increíble, en el futuro, abrumados por las entregas y los exámenes que nos esperan, o simplemente perdida en el ciberespacio mirando el celular.
Pero, ¿qué consecuencias nos trae vivir así? Después de todo somos jóvenes y podemos hacer mil cosas a la vez, ¿o no? Mira a tu alrededor y encontrarás un mundo lleno de personas abrumadas, dispersas, ansiosas y eternamente estresadas. Personas (jóvenes y adultos) que no pueden descansar a gusto porque los pendientes en su cabeza no los dejan en paz, o que son incapaces de disfrutar una simple comida porque sienten el impulso de estar revisando su perfil de Instagram cada cinco minutos.
¿Realmente te gusta vivir así? ¿Qué pasaría si intentaras cambiar de mentalidad?
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El arte de enfocarte en el presente
En Japón existe un concepto llamado ichigyo-zammai, que significa “concentración total en un solo acto”. Esta filosofía de vida consiste en enfocar la mente en una sola actividad, liberándola de distracciones y consiguiendo en última instancia sentirnos mucho mejor. El autor Sunryu Suzuki abordó esta práctica en su libro Zen Mind, Beginner’s Mind, explicando que hacer una cosa a la vez (y enfocarse en ello) es una actividad liberadora para el cuerpo y la mente.
Quizá estés familiarizado con un concepto similar que se usa en Occidente, el Mindfulness, una filosofía de vida que invita a centrar la atención en un objeto o en alguna sensación para liberar la mente de pensamientos distractores. Se ha demostrado que las personas que realizan este tipo de prácticas tienen mucha mayor claridad, se concentran más fácilmente, tienen una autoestima más alta y, en general, son más felices.
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¿Por dónde empezar?
Suena lindo enfocarse en el presente, pero ¿cómo podemos lograrlo cuando estamos tan acostumbrados a tener la mente en otro lugar? Si quieres hacerlo, comienza poco a poco. Cuanto te despiertes o antes de ir a dormir, dedica un rato a recostarte y respirar. Así es, sólo respirar: nada de pensar en la persona que te gusta o desear que termine el momento para revisar los mensajes que llegaron a tu celular. Miles de cosas pasarán por tu cabeza, y esto es normal: simplemente aleja las distracciones y vuelve a concentrarte en tu respiración.
“Déjate sorprender por la actividad que estés realizando. Cuando aprendas a enfocar la mente comenzarás a apreciar cada momento y cada cosa”.
¿Te gusta cocinar? Éste es un excelente momento para practicar el ichigyo-zammai, pues es una actividad ideal para enfocar la mente y dejar a un lado los pendientes.
Cuando aprendas a comprometerte con el presente, a evitar caer en la tentación de las distracciones y la dispersión, a regresar a lo que estés haciendo sin importar cuántas veces la mente te lleve a otro lado, entenderás lo valiosa que es esta forma de vivir.
¿Qué opinas? Vale la pena intentarlo, ¿no crees?
