Desde una silla hasta una experiencia interactiva en un concierto, todo ha sido pensado por alguien que entiende no solo cómo se ve algo, sino cómo se usa y qué significa. Para muchos estudiantes en México, esta carrera se vuelve cada vez más atractiva gracias a su enfoque práctico, multidisciplinario y con amplias oportunidades laborales.
Pero ¿qué hace realmente un diseñador industrial y cómo es su día a día profesional? Para resolver esta pregunta, hablamos con un diseñador que ha trabajado en proyectos de mobiliario, experiencias interactivas y diseño urbano.
Eliel Vázquez es fundador del estudio Objetos de Interior, un proyecto de diseño que busca crear piezas utilitarias que combinen función, estética y narrativa. Con base en Guadalajara, Eliel ha sido reconocido por medios especializados como Adorno Design, Fashion Week y Revista El Conocedor por su enfoque sensible y multidisciplinario del diseño.
Su trabajo no solo destaca en ferias como ZsonaMACO, sino que también ha logrado posicionarse en el mapa del diseño contemporáneo mexicano por su forma de entender al usuario, al espacio y a los materiales desde un enfoque profundamente humano y reflexivo.
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Para Eliel, la labor del diseñador industrial va más allá de hacer objetos bonitos. Se trata de "darle forma de manera estratégica a una necesidad o a una oportunidad de negocio". Esto implica analizar un problema, encontrar puntos de contacto con los usuarios y traducir todo eso en un producto, servicio o experiencia que lo solucione.
Esto lo ha llevado a crear desde muebles para el hogar hasta estructuras para activaciones de marca y mobiliario urbano. "Todo comienza con identificar para quién es el diseño, cuál es la necesidad y cómo esa persona va a interactuar con lo que estás creando", nos explica.
De hecho, sin el diseño industrial no existirían cosas como la botella de Coca-Cola o el mouse de computadora, estos ejemplos demuestran cómo esta disciplina transforma necesidades en soluciones prácticas, funcionales y estéticamente atractivas. Cada uno de estos productos fue pensado desde su función hasta su forma, y han dejado una huella en la historia del diseño y en la vida cotidiana de millones de personas.
El camino de una idea hasta convertirse en un producto terminado varía dependiendo del tipo de proyecto. En diseño experiencial, por ejemplo, el ritmo es vertiginoso: “Todo es muy rápido, se analiza la estética de la marca y se resuelve con base en lo que se quiere comunicar en el evento”, señala.
En cambio, cuando se trata de objetos utilitarios o mobiliario urbano, el análisis es más profundo: funcionalidad, materiales, ergonomía, narrativas visuales, e incluso la historia detrás del objeto. “En estos casos se analiza desde para quién está hecho hasta dónde va a vivir esa propuesta y qué capacidades tiene el usuario”, afirma.
Una de las claves del éxito en esta carrera es el trabajo en equipo. El diseñador industrial rara vez trabaja solo. Puede colaborar con diseñadores gráficos, productores de eventos, herreros, carpinteros, torneros, o incluso ceramistas.
“Al final, necesitas de otros para poder concretar tu proyecto. Muchas veces tú no eres experto en todo, pero alguien más del equipo sí lo es. Eso hace que el trabajo sea más rico y eficiente”, nos cuenta.
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A diferencia de lo que muchos creen, no es obligatorio saber dibujar desde el principio. “No entras sabiendo todo. Es una carrera que se trata más de descubrir cuál es tu fuerte y desarrollarlo”, asegura el diseñador.
Algunas personas destacan por su capacidad narrativa, otras por su pensamiento técnico o por sus habilidades teóricas. Lo importante es tener disposición para trabajar en equipo y explorar tu propia forma de diseñar.
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Entre los desafíos más frecuentes están los tiempos de entrega y la constante necesidad de actualización. “Todo se mueve muy rápido y siempre hay nuevas tecnologías, materiales o tendencias que tienes que conocer”, señala.
Mantenerse vigente requiere no solo habilidades técnicas, sino también curiosidad y adaptabilidad.
Según el entrevistado, estas dos tendencias están avanzando de forma paralela. La sostenibilidad es más visible en los estudios de autor, donde hay más libertad para experimentar con materiales ecológicos. En cambio, la automatización es clave en sectores donde el tiempo es crucial.
“Ya hay programas que te indican cuántos cortes necesitas, cuánta madera vas a gastar, o incluso puedes usar IA para generar ideas visuales desde un brief”, nos comparte.
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El campo laboral del diseño industrial en México es más amplio de lo que se piensa. Según el Observatorio Laboral de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, esta carrera cuenta con un salario promedio de $13,101 mensuales para profesionistas con licenciatura, y una tasa de ocupación superior al 94% (datos al primer trimestre de 2024). Además, se estima que el campo del diseño crecerá impulsado por la demanda en sectores como mobiliario, manufactura, tecnología y marketing experiencial. De acuerdo con Eliel, actualmente hay tres sectores clave:
Mobiliario residencial, especialmente en ciudades como Guadalajara.
Estudios de diseño de autor, con piezas únicas y exploración de materiales.
Marketing experiencial, uno de los sectores más grandes, con proyectos para marcas, conciertos o activaciones institucionales.
La diversidad de salidas profesionales hace que esta carrera sea una opción sólida para quienes buscan combinar creatividad con aplicación práctica.
Eliel es claro: “Lo más importante es saber que no vas a llegar siendo experto. Los primeros semestres pueden sentirse confusos, pero son clave para descubrir en qué eres bueno”. También recomienda mantener una mentalidad abierta hacia otras disciplinas: “El diseño no se hace en solitario. Vas a trabajar con gente muy diferente, y de ahí se nutre tu práctica”.
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