Sí, los profesores también se enferman. Conoce las enfermedades más comunes en los docentes y la manera de tratarlas.
Ser profesor es una de las actividades más nobles y gratificantes, pero también es una actividad demandante. Estar frente a un grupo requiere de ciertas habilidades y destrezas, además de que puede ocasionar distintos problemas de salud. Entre los más comunes están la laringitis crónica, la Insuficiencia venosa de los miembros inferiores y el Síndrome de “Burnout” o de desgaste profesional. Aquí te decimos de qué se trata cada una y cómo puede prevenirse, y en su caso, tratarse.
Laringitis crónica
Se trata de una inflamación de la laringe y las cuerdas vocales con una duración de un mes o más y se relaciona, en la mayoría de las ocasiones, con un uso inadecuado o excesivo de la voz. El síntoma clave es la ronquera o disfonía, es decir, en un tono de voz más grave de lo habitual que por lo general provoca un tono “duplicado” de la voz y en los casos más graves, en la disminución de la intensidad de la voz.
Distintos estudios de América Latina señalan 1 de cada 5 docentes han sufrido de esta enfermedad en el transcurso de su vida profesional.
Los factores de desencadenantes para padecer esta enfermedad, además del ya señalado uso excesivo e inapropiado de la voz son: los ambientes secos, el ruido excesivo, así como los contaminantes.
El tratamiento consiste en el uso de antiinflamatorios pudiendo ser éstos esteroideos como no esteroideos además de ejercicios de vocalización
Insuficiencia venosa de los miembros inferiores
Este padecimiento es más frecuente en las mujeres y tiene un factor hereditario muy marcado. Consiste en el deterioro de las válvulas de las venas de los miembros inferiores, que provocan un aumento de la presión hidrostática de la sangre a este nivel y finalmente la dilatación de las venas superficiales conocida como várices o varices (en singular: várice o variz).
Los factores de riesgo para padecer esta enfermedad son la herencia, la obesidad, el sedentarismo y permanecer mucho tiempo de pie o sentado.
Los primeros síntomas consisten en sensación de cansancio en las piernas, después “pesadez”, calambres y luego hinchazón o edema de las piernas, en esta etapa ya se hacen visibles las dilataciones de las venas, en casos graves la piel de las piernas.
El tratamiento ante todo debe ser preventivo: evitar el sobrepeso, hacer ejercicio en forma sistemática y no permanecer de pie o sentado más de 20 ó 30 minutos. Durante la clase, el docente deberá procurar caminar un poco y si le fuera posible hacer ejercicios de flexión de ambos pies, a fin de estimular la contracción de los músculos gemelos.
Síndrome de Burnout
A pesar de que este síndrome fue descrito en forma relativamente reciente (hace 39 años por Herbert Freudenberger), la importancia que ha cobrado su estudio y tratamiento ha sido muy relevante dado el hecho que no sólo quien lo padece sufre y puede inclusive llegar al suicidio, sino que las organizaciones (empresas, hospitales, instituciones, etcétera) pueden ser gravemente dañadas en caso de tener uno o más de sus empleados afectados por este síndrome.
Entre otras, una de las definiciones aceptadas para este síndrome es la “sensación de fracaso y una existencia agotada o gastada que resulta de una sobrecarga por exigencias de energías, recursos personales o fuerza espiritual del trabajador”.
Los tres aspectos relevantes que aparecen en el trabajador o persona afectada por este síndrome son:
- Agotamiento emocional.
- Despersonalización.
- Sentimiento de bajo logro.
Las personas que se encuentran más expuestas a padecerlo son las que tiene un trabajo que está muy relacionado con el trato al público (médicos, enfermeras, docentes, cajeros, policías), aunque ya también se han descritos casos de artistas sometidos a presión o de estudiantes, sobre todo los que cursan los últimos años de su licenciatura, maestría o doctorado.
En cuanto a los docentes, se han hecho algunos estudios en México y América Latina que han informado que la prevalencia de este síndrome puede llegar al 50%, como factores de riesgo personales se han descrito la personalidad tipo A, insatisfacción en el trabajo y la falta de auto-eficacia percibida.
Como docentes debemos buscar crear un ambiente laboral y académico más agradable, intentar el trabajo en equipo y estar muy al pendiente de nuestros alumnos ya que ellos también pudieran ser víctimas de este síndrome.
Mtra. Sayuri Komera Arenas
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