Lo que se publica en las redes sociales, así como las interacciones que genera, pueden influir directamente en el estado de ánimo del usuario, repercutiendo en su autoestima. ¡Conoce cómo!
Las redes sociales son herramientas tecnológicas muy útiles. El uso de las mismas depende de las necesidades de cada usuario. Nos permiten interactuar con otras personas de forma directa con quienes podemos compartir intereses, vínculos afectivos, hacer difusión de nuestro trabajo, buscar empleo o retomar contacto con amigos a quienes les hemos perdido la pista.
La generación denominada “nativos digitales” (aquellos que nacieron en un contexto rodeado de herramientas tecnológicas: computadoras, internet, videojuegos, teléfonos celulares, etc.) las utilizan con mayor frecuencia como un medio de socialización. Hoy en día existe una gran cantidad de redes sociales y el uso que se les da puede influir en la vida personal y directamente en la autoestima de los usuarios.
Hace algunos años la frase “me dejó en visto” no hubiera tenido ningún significado, sin embargo, hoy en día forma parte de nuestro lenguaje y tiene muchas implicaciones a nivel emocional.
Lo que se publica en las redes, así como las interacciones que genera, pueden influir directamente en el estado de ánimo del usuario, tanto por la percepción que tienen de ellos mismos, como por la necesidad imperiosa de aprobación; repercutiendo así en su autoestima.
El Whatsapp es una herramienta muy útil para contactar con otras personas. Sin embargo, también puede provocar una dependencia de los usuarios y una necesidad excesiva (sobre todo en las relaciones de amistad y pareja) de estar en contacto con los demás. Permite ser “controlador”, ya que es posible saber si la persona está en línea o no, cuándo fue la última vez que se conectó, qué publicó en su “estado”, ver foto de su perfil, entre otras cosas. Lo anterior provoca mucha inseguridad y ansiedad en los usuarios. En casos extremos, pueden tener acceso a los contactos y a las conversaciones de su pareja, sobrepasando los límites de su privacidad.
Algunas personas terminan relaciones por medio de un mensaje de texto y, sin espera de la respuesta del otro, inmediatamente lo bloquean, impidiendo de esta manera que continúe la comunicación. El hecho de que los “dejen en visto” supone un grave problema que les hace preguntarse: “¿Por qué no me ha contestado si ya leyó mi mensaje?”. También revisan el celular cada vez que reciben un mensaje, incluso en los sitios en los que no está permitido el uso de los mismos (cines, teatros, o en sus clases si son estudiantes).
Lo primero que hacen al despertar es ver sus mensajes o dejar su celular encendido durante la noche “por si alguien les escribe” y lo anterior repercute inevitablemente en su estado de ánimo, autoimagen y autoestima. Por otro lado, los usuario presentan aislamiento del mundo real y una disminución de la interacción cara a cara con otras personas.
Las redes sociales son muy útiles, sin duda, pero no es lo mismo escribir o recibir un mensaje, que comunicarlo directamente al otro, ya que en ocasiones puede generar malos entendidos al no conocer el lenguaje no verbal y el matiz de lo que transmitimos.
Es muy importante estar alerta a todo lo anterior y utilizar moderadamente la redes como principal medio de comunicación. De esta manera, podremos evitar desestabilizarnos emocionalmente y mejorará nuestra calidad de vida.
Nada como salir con amigos, familia y pareja a tomar un café y conversar, pasear y disfrutar de nuestro entorno natural “en vivo y a todo color”.
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