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Un grupo de estudiantes de entre 17 y 23 años puso manos a la obra para crear un método de detección de cáncer de mama eficiente, no invasivo y de uso frecuente. ¡Conócelos!

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¿Sabías que, cada año, se detectan 1 millón 700 mil casos de cáncer de mama?

¿Que cada año este cáncer produce 8 millones 200 mil muertes?

De acuerdo con la Secretaría de Salud, tan sólo en México se diagnostican 23 mil casos de cáncer de mama al año (es decir, 60 casos nuevos al día). De ellos, 6 mil derivan en muertes.

Ante estos sorprendentes números, no cabe duda de que el cáncer de mama es un mal que debería preocuparnos a todos. Sin embargo, existe un lado bueno de la historia: éste es un problema que puede prevenirse si se tienen hábitos saludables y que, si se detecta a tiempo, tiene altas probabilidades de curarse. Pero ¿cómo se puede detectar el cáncer de mama en una fase temprana de su desarrollo?

Existen dos métodos ampliamente difundidos hoy día: la autoexploración mamaria –que consiste en la palpación y observación de las mamas con la finalidad de detectar anomalías– y las mastografías –estudios de rayos x que permiten detectar anormalidades que no son perceptibles por la observación o la palpación–.

El primer método permite encontrar alteraciones en los pechos que podrían resultar dañinas, pero tiene altos niveles de imprecisión. El segundo, bastante preciso, tiene la desventaja de resultar doloroso e invasivo para las mujeres, además de que se puede realizar únicamente una vez al año… y, para este tipo de cáncer, ser detectado un año después podría ser demasiado tarde. En un año, un tumor mamario puede crecer hasta el doble.

Innovación al servicio de la salud femenina

Un grupo de estudiantes de entre 17 y 23 años decidió no cruzarse de brazos ante esta situación y puso manos a la obra para crear un método de detección de cáncer de mama eficiente, no invasivo y de uso frecuente. Julián Ríos Cantú, José Antonio Torres, José Ángel Lavariega Gómez y Fernando López Martínez, todos estudiantes de preparatoria y de universidad del Tecnológico de Monterrey, unieron esfuerzos para desarrollar el brasier preventivo Eva, un sostén equipado con más de 200 biosensores que mapean la superficie de los senos y que detectan anomalías basándose en cambios abruptos en la temperatura, la coloración y la textura.

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Higia Technologies es el nombre de la compañía creada por estos jóvenes, una empresa cien por ciento mexicana dedicada a mejorar la salud de las personas mediante la tecnología.  

En el marco de Campus Party 2017, evento de tecnología y emprendimiento con sede en Guadalajara, Julián Ríos, CEO de Higia Technologies (y quién sólo cuenta con 18 años), explicó que una situación personal lo llevó a iniciar este recorrido. “Cuando yo tenía 13 años a mi mamá le detectaron cáncer de mama por segunda vez. Desafortunadamente fue demasiado tarde y perdió ambos senos. Entonces pensé que tenía que hacer algo para que esto no le pasara a más mujeres. Pensé que valía la pena llevar mi propia vida al límite”.

¿Cómo funciona el sostén Eva? Los emprendedores idearon un parche que contiene biosensores, mismo que se coloca en un sostén especial y se conecta a una aplicación en un smartphone o computadora vía bluetooth. “Una gráfica ilustra cuál es el estado de las mamas y muestra el resultado de inmediato a la usuaria, además de enviarse a su médico”, explica Ríos. Bastan 60 minutos a la semana para obtener un diagnóstico.


Un futuro esperanzador

Recientemente, los jóvenes fueron premiados por sus proyectos de emprendimiento en el certamen de la Entrepreneur’s Organization (Global Student Entrepreneur Awards). Gracias a ello y a una campaña de crowdfunding, reunieron los recursos necesarios para sacar adelante su proyecto.

Actualmente Eva se encuentra en fase de pruebas —de hecho, en los próximos meses se realizarán pruebas piloto en algunas clínicas del IMSS con la finalidad de perfeccionar el algoritmo del producto—. Ríos y sus compañeros planean poner a la venta el brasier aproximadamente en marzo de 2018 y aseguran que las mujeres mexicanas serán las primeras en probarlo. Su objetivo es bajar costos lo más posible para que pueda alcanzar a las comunidades marginadas.

Pero para este grupo de innovadores la cosa no termina ahí: aún hay un largo camino por recorrer. “Estamos conformando la segunda base de datos de cáncer de mama más grande del mundo, además de trabajando en otras innovaciones para mejorar la salud de las personas. Queremos integrar a más mujeres en nuestro equipo, pues sabemos que con su talento podríamos llegar aún más lejos”.

¡Seguramente seguiremos escuchando de ellos por muchos años más!

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