Vida universitaria
Ya lo hacían nuestras abuelitas, pero ahora se ha convertido en una de las últimas tendencias gastronómicas presente en los restaurantes de estrellas Michelin.
La prevención de residuos debe ser un objetivo fundamental en cualquier proceso productivo o de consumo. Y es que estamos convencidos de que el mejor residuo es el que no se produce.
En el día a día, el desperdicio es mayúsculo. Cada ciudadano desaprovecha entre 95 y 115 kg de alimentos al año en la fase de consumo, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
En este entorno, resulta de primera importancia el trash cooking. Esta es una técnica de cocina en donde se emplean las sobras de comida o se cocina con las mermas que habitualmente quedan en casa o en un restaurante; es decir, lo que antes era llamada como la “cocina de aprovechamiento”.
Una cocina sin desperdicios
El trash cooking no es sino otra cosa que inventar nuevas recetas con lo que nos ha sobrado del día anterior o, como está de moda en la actualidad en los restaurantes, aprovechar partes que antes se tiraban.
La cocina sin desperdicios es una tendencia que cada vez tiene más seguidores, sobre todo en el mundo de la restauración. Estos, motivados por la crisis, han empezado a observar lo que antes iría al bote de basura o aquello que se separaba de la tabla de cortar. Lo novedoso es el consumo en su totalidad del producto y el aprovechamiento integral de los alimentos.
Grandes chefs, dueños de restaurantes con estrellas Michelin, como Ángel León o Ferrán Adrià, han puesto en práctica en sus cocinas esta técnica.
Imitemos nosotros también este buen ejemplo. Después de todo, ya lo hacían nuestras abuelitas.
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