De 10 de tus amigos, tres padecerán de algún trastorno mental y déjame decirte que no será el escenario más agradable. Conoce por qué.
Existen muchos estigmas y temores equivocados sobre las enfermedades mentales. En México y alrededor del mundo, desafortunadamente se siguen manteniendo ideas erroneas sobre estos padecimientos. En nuestro entorno quizá conozcamos a alguien que padece de ansiedad, depresión, autismo o tal vez un trastorno alimenticio, y seguramente te habrá tocado ser estar en una conversación sobre ellos. Déjame decirte que lo que sucede, es un ápice de lo que pasa con muchas personas como él o ella en todo México.
El futuro de tres de tus mejores amigos
Hagamos un ejercicio que creo que nos ayudará a darle un enfoque real a esta situación. En México, los trastornos mentales afectan a casi el 30% de la población en nuestro país, sin embargo solo uno de cada cinco recibe tratamiento adecuado, segun la Asociación Psiquiátrica Mexicana (APM). Es decir, de 10 de tus amigos, tres padecerán de un trastorno mental. ¿No crees que es un número bastante elevado?
¿No te gustaría que tus amigos pudieran tener la atención médica y los cuidados necesarios para salir adelante y tener una buena calidad de vida? Desafortunadamente, tus amigos no lo tendrán. Pues en este país el 85% de las personas enfermas no recibe atención y si acaso la recibe, tarda desde siete hasta 30 años en obtener un tratamiento. ¿Te imaginas vivir 30 años con un dolor de cabeza?
¿Pero por qué pasa esto? Debo decirte que la población que padece de un trastorno mental es una de las más discriminadas del sector salud, pues se calcula que de todo el presupuesto federal que se destina a este ámbito, apenas el 2% es el que se dedica a atender a las personas con alguna discapacidad mental.
Y el problema no terminará ahí
Dado el problema de estos tres de tus mejores amigos, debo decirte que además de la discriminación y los problemas que se enfrentarán para recibir alguna clase de tratamiento, socialmente serán discriminados y violentados en sus derechos.
Sí, la discriminación comenzará por las instituciones, pues además de enfrentarse a la falta de especialistas y presupuesto, en México, las personas con discapacidad mental no pueden contratar el Seguro Voluntario del IMSS, no están cubiertos por las aseguradoras privadas y peor aún, no podrán votar, casarse, heredar sus bienes ni donar órganos. Es decir, toda su capacidad jurídica se verá mermada por su padecimiento. Esta enfermedad que a primera vista puede no verse, será su mayor temor, pues se enfrentará a muchos estigmas alrededor de su padecimiento. Teniendo esto en mente... ¿Te animarías a contarle a alguien que tienes este padecimiento? Yo creo que no.
Sin saberlo, este silencio puede que te esté carcomiendo por dentro, pues imagínate tener un problema, que te pese tanto que afecte tus relaciones, la manera en la que te desenvuelves y lo peor de todo es que no puedes compartirlo con alguien. Es el caso de una enfermedad mental, es como un dolor de muelas que te aqueja y no sabes cómo quitártelo sin afectarte y sin afectar a tu familia, dejando que todo esto sea una bola de nieve que espera el momento para aplastarlo todo.
¿De qué manera podemos cambiar las circunstancias? ¿Cómo podemos ayudar a estos tres amigos? Lo que necesitan, además de nuestra empatía y apoyo es que levantemos la voz y cambiemos las cosas a través de acciones. Aquí te dejo cinco cosas que podemos hacer para mejorar el panorama:
1. Normalicemos las situaciones
Reconocer que estos padecimientos existen y que todos somos susceptibles a ellos es el principio de todo. No sé si afortunadamente o desafortunadamente, hemos perdido a varias celebridades a razón de las enfermedades mentales, como Carrie Fisher, Anthony Bourdain y Chester Bennington, lo cual ha hecho que en los medios se aborden temas de trastornos mentales. Esta situación nos hace conscientes de que estos padecimientos existen, siempre han estado aquí y que el invisibilizarlos hace más daño que beneficio. Callarlo lastima a la persona que lo padece, a su familia y amigos y a aquel que más tarde también lo padecerá, porque estará sujeto al mismo ambiente hostil, poco receptivo ante lo que siente y lo que está sucediendo.
El Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública (CESOP) arroja que 24.7% de los adolescentes mexicanos padecen de uno o más problemas de salud mental, siendo la ansiedad, el déficit de atención, la depresión, el abuso de sustancias, así como los intentos suicidas los más frecuentes.
2. Informémonos a través de fuentes confiables
Dejemos de creer ideas equivocadas de lo que vemos en el cine, lo que leemos en una revista de belleza y acerquémonos a fuentes que en verdad nos pueden ayudar a entender estos padecimientos. Si deseas entender más sobre este tema, hay ONGs dedicadas a concientizar sobre las enfermedades mentales y lo que necesitan las personas que son diagnosticadas con ellas. Busca información de médicos especialistas o de psicólogos que se han especializado en estos temas y que pueden proveerte de información acertada.
3. Trabajemos en nosotros mismos
La Organización Mundial de la Salud señala que la mitad de las enfermedades mentales comienzan antes de los 14 años, sin embargo la mayoría de los casos no se detectan ni se tratan. Esto es algo preocupante, sobre todo si volteamos a ver lo que se desencadena de este escenario. El suicidio es la segunda causa de muerte entre los adolescentes de 15 a 29 años. Por ello es importante acudir con un especialista que pueda ayudarnos a evaluar nuestra salud mental y ver qué es lo que está sucediendo con nosotros.
Piénsalo de este modo: si tienes un dolor de muelas y sientes que ese dolor va ascendiendo ¿no visitarías a un odontólogo? Sin importar lo que los demás puedan decir de ti, tu salud es primero. ¿Por qué marcar un prejuicio por visitar a un psicólogo o a un psiquiatra si finalmente nos estarán ayudando con nuestra salud mental? Acudir con un especialista no solo será benéfico para nuestra mente, sino que nos ayudará a normalizar la situación.
4. No caigamos en los estereotipos
Vivimos en una era plagada de información. ¿Por qué no utilizarla a nuestro favor? Dejemos de lado los estereotipos sobre los padecimientos mentales, ni todos los que padecen depresión son solitarios o están tristes todo el tiempo ni todos los que padecen trastornos mentales escuchan voces o tienen alucinaciones. Las enfermedades mentales son tan variadas, con tantas aristas y tan distintas de una persona a otra que por ello los especialistas se toman el tiempo y sus reservas para asegurar a través de un diagnóstico que una persona tiene cierta enfermedad mental. Además de que los tratamientos pueden ser completamente distintos entre dos personas que mantienen el mismo padecimiento.
Ni todos los que visitan a un psicólogo o a un psiquiatra padecen un trastorno mental, ni todos los que tienen un padecimiento de este tipo visitan a un especialista.
5. Luchemos por la inclusión
Queda mucho por hacer en materia de salud mental, como demandar a las instituciones de salud, empresas y gobiernos mantener políticas que ayuden a incluir a este segmento de población y a proveerle de lo necesario para salir adelante. ¿No te gustaría que tus tres amigos pudieran obtener la atención médica que requieren? Juntos como sociedad podemos ser parte de la solución y no del problema.
Trabajemos junto con las ONGs, hablemos del tema, hagamos conciencia, exijamos que respeten sus derechos, que se les pueda proveer de la atención médica que requieran y del tratamiento más adecuado para ellos. Juntos podemos hacer la diferencia.
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