¿Cómo convertirte en un gran profesor de bachillerato o universidad en una era donde internet tiene la respuesta a muchas de nuestras inquietudes?
1. Convierte a la tecnología en tu mejor aliado
¿Estás harto de que tus alumnos estén todo el tiempo intentando usar su smartphone? Una buena solución es planear actividades que involucren el uso de su teléfono móvil, laptop o tablet. ¿Cómo? Buscando información especializada; empleando una app útil para la materia o tomando fotografías que después se puedan convertir en una historia por contar.
2. Desarrolla tu inteligencia emocional
De aquí en adelante se requerirá que muestres empatía, que sepas escuchar las palabras –y las emociones– de tus alumnos, que inspires confianza y que contagies emociones positivas. Por más horrible que haya sido tu día antes de iniciar tu clase, te recomendamos empezar la sesión saludando y con una sonrisa. Créenos: funciona.
3. Reta a tus estudiantes
Propón dinámicas y actividades que impliquen un reto para sus capacidades. El reto debe ser lo suficientemente difícil para que la sensación final sea la obtención de un nuevo conocimiento significativo, pero también lo suficientemente factible para no desalentarlos. ¡Puedes recurrir a la tecnología como tu aliado!
4. Mejora tus habilidades comunicativas
No solo estás allí para transmitir contenidos, conceptos o procedimientos. Un buen profesor hoy saber escuchar –y entender– cómo aprenden mejor sus alumnos. Quizás ya pasó la época de los exámenes escritos o del ‘power-point’, y es tiempo de explorar otras herramientas que comuniquen mejor con menos palabras.
5. Recuerda que las historias nos conectan
Desde hace algunos años se habla mucho del stroytelling (y a veces, de forma equivocada). Pero el salón de clases es el lugar ideal donde este recurso puede habitar. ¿Cómo? Contando anécdotas propias o casos que conoces personalmente. Cuenta los antecedentes; menciona los retos; habla de los resultados –buenos o malos– para que tus alumnos aprendan cómo afrontar problemas concretos.
6. Habla del fracaso
Si ya gozas de cierto prestigio en tu comunidad (por tu trayectoria, tus logros, tus reconocimientos…), es momento de contar historias donde las cosas no salieron como querías. Con ello, te convertirás en un modelo para tus alumnos, pues los inspirarás a que se arriesguen. Ellos tendrán claro que los fracasos son parte de una trayectoria profesional.
7. Ofrece ayuda
Hoy no basta con prestar un libro útil o dar un consejo valioso. ¡Podemos compartir una estrategia concreta para resolver un problema de mundo laboral! ¡Podemos proporcionar un contacto útil! Ante todo, recuerda que la ayuda debe estar centrada en las necesidades del alumno y no en tu abundancia de recursos como profesor.
Como tarea final: piensa en cómo enseñar a tus estudiantes a automotivarse. ¡Sí, en serio! A veces, por su circunstancia de vida, a nuestros alumnos no les basta (¡o no les funciona!) la motivación que padres, amigos y profesores podemos darles. Tu tarea será enseñarles a tus alumnos a que ‘enciendan’ sus propios recursos de ilusión para concluir su carrera profesional.
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