¿Sabías que la serotonina, conocida como la hormona de la felicidad, también es un acelerador del aprendizaje? Mientras tanto, la dopamina nos motiva a conseguir lo que buscamos. Conoce cómo fomentar la producción de estas hormonas en tus alumnos

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La serotonina y dopamina son dos neurotransmisores conocidos principalmente por su función en el estado anímico y salud mental de los individuos.

A la serotonina se le conoce como la hormona de la felicidad; sin embargo, su papel va más allá de eso. La serotonina es un acelerador natural del aprendizaje, reduciendo los tiempos necesarios para este proceso. En el plano emocional es el responsable del “amor propio” o seguridad de ser valorado por el grupo.

La dopamina, por su parte, mantiene la motivación para buscar recompensas y experimentar la alegría de encontrar aquello que se busca. Por lo tanto, también cumple la función de aumentar la atención, memoria y creación de nuevas conexiones entre neuronas.

¿Cómo usar esta información para el quehacer docente?

Para fomentar el desarrollo de nuestros alumnos, es importante reflexionar sobre el uso de estrategias didácticas que promuevan el trabajo de equipo en donde todos los miembros tengan un papel importante en el logro de la tarea. Este tipo de actividades permitirán que el alumno se sienta integrado, satisfecho y su aprendizaje sea significativo, es decir, se promueve la producción de la serotonina.

Por otra parte, la retroalimentación constructiva del docente, así como actividades retadorascontribuyen a que el alumno se sienta motivado a lograr el aprendizaje a través del estudio, logro de tareas y uso de su creatividad, más allá de esperar una calificación derivada de un examen.

El reto de las instituciones educativas es promover métodos y estrategias en los procesos de enseñanza, aprendizaje y evaluación que sean retadores, así como atractivas con el fin de que el alumno se sienta realizado y confiado de sus competencias personales, ya que solo así habrá aprendizaje significativo.

No olvidemos que el aprendizaje puede ser un acto de felicidad.

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