¿Quién en su vida no ha probado un delicioso tamal? Pero, ¿conoces la historia de este platillo icónico de la gastronomía mexicana? Aquí te la contamos.
Es bien sabido que la comida mexicana no tiene fronteras. Es reconocida internacionalmente, gracias a preparaciones como los tacos, ese bocado envuelto en una maravilla hecha tortilla. Y, sin temor a equivocarme, podemos hacer “taco” de lo que sea. Digamos, ¿quién no se ha comido uno de sal?
Comiendo tamales después de cumplir la penitencia a Huitzilopochtli. “Códice Florentino”, lib. III, f. 7r
Sin embargo, hablando de cultura mexicana, donde nuestras civilizaciones datan de miles de años antes de Cristo, la tortilla es un elemento meramente “moderno”, pues los primeros indicios de su elaboración datan de 900 años d. C.
Es por eso que nuestro protagonista del día de hoy, es el tamal. “Si el tamal está bien, es tamal. Si el tamal está mal, no es tamal”, dice por ahí un dicho.
El tamal está claramente presente en la alimentación de las culturas mesoamericanas, mucho antes que la tortilla, donde la presencia de masa no es necesaria. Podríamos definirlo como aquel producto envuelto en una hoja, con fines comestibles.
Tamales hay muchos. Los encontramos de piedra de sal, de charales, de hueva de lisa, de elote, de frijol, y así de un sinfín de ingredientes, técnicas, preparaciones y envoltorios.
Un pedacito de nuestra historia
No es para menos que el tamal sea nuestro ícono gastronómico e histórico, dándonos identidad y permanencia en una cultura como la nuestra.
Tenemos referencias gráficas y escritas de la presencia de ese suculento platillo en las narrativas de fray Bernardino de Sahagún, en su “Códice Florentino”. Sin embargo, basta darse una vuelta por las calles, sin importar donde nos encontremos en nuestro México, y hallaremos estas delicias envueltas en hojas de totomoxtle (hojas secas de maíz), de plátano, de la planta de maíz o de hoja santa, entre otras.
Por todo ello, te invito la próxima vez que te encuentres con un tamal, recuerdes que comes un pedacito de nuestra historia, misma que nos ha hecho y mantenido, grandes.
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